Código: 0210-18
Resumen:
En Costa Rica, hemos evidenciado como a través de los años, los movimientos sociales se han diversificado a partir de las luchas particulares de poblaciones específicas, en los cuales continúan las mujeres teniendo un rol protagónico en la defensa de sus derechos. Esta diversificación, como proceso evolutivo de los colectivos, así como de los sujetos concretos que participan de estos, nos permiten acercarnos a la construcción del sujeto, entendiéndolo como actor político y social, quien en un momento histórico determinado, se (re)presenta a sí mismo como un acto de resistencia y reivindicación. Una de estas formas de violencia, la más grave y visible, es el feminicidio, que en la región centroamericana marca cifras alarmantes, principalmente, en el llamado Triángulo Norte, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador. Sin embargo, con el incremento de los feminicidios, colectivos, no solo en Centro América, sino en toda la región latinoamericana desde Argentina hasta México, están elaborando propuestas de lucha y resistencia contra esta forma de violencia, situación de la que no escapa Costa Rica. Este proyecto propone, por un lado, hacer una investigación sobre el feminicidio en Costa Rica, que aborde una reflexión profunda acerca del acto del feminicidio como resultado no sólo de la violencia ejercida por la pareja, sino como un ejercicio comunicacional establecido desde el patriarcado y el sistema capitalista, para determinar el poder sobre los cuerpos de las mujeres, principalmente aquellas, que se encuentran en mayor vulnerabilidad, así como el rol del Estado como protector y garante del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, o caso contrario, un alto nivel de tolerancia institucional, asociada a un alto grado de impunidad (necropolítica del género).Finalmente, proponemos realizar un ejercicio de recuperación de las experiencias vividas por los colectivos de mujeres que participan en el movimiento Ni una Menos, que se han organizado en torno a la lucha contra el feminicidio. A partir de este, visibilizar las luchas, y valorar las formas en que las mujeres, a partir de estas manifestaciones se (re)presentan y se construyen como sujeto político. Entendiendo que, en la recuperación de las voces y acciones de los colectivos, se irrumpe en el discurso dominante, patriarcal, heteronormado, y es desde las experiencias vividas, que se constituye el sujeto concreto y transformador.
